21 febrero 2006

TAO TE KING

Cuando todos los hombres reconocen lo bello como tal,
surge el reconocimiento de lo feo.
Cuando todos los hombres reconocen lo bueno como tal,
surge el reconocimiento de lo malo.

AsĂ­, el ser y el no-ser se engendran mutuamente;
lo dificil y lo fácil se completan mutuamente;
lo largo y lo corto contrastan entre si;
lo alto y lo bajo son la medida el uno del otro;
el tono y la voz se armonizan mutuamente;
delante y detrás se acompañan mutuamente.

Por eso, el sabio conduce sus asuntos sin actuar,
predica la enseñanza sin hablar.
Todas las cosas se manifiestan, Ă©l no las rechaza.
Les da vida pero no se apodera de ellas.
ActĂşa, pero no se apropia.
Realiza su tarea, pero no se atribuye ningún mérito.

Y precisamente, porque no se atribuye ningún mérito,
el mérito no se le puede arrebatar.

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