Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querran saber es dónde nací, cółmo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás pu?etas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso. Primero porque es una lata, y, segundo, porque a mis padres les daría un ataque si yo me pusiera aquí a hablarles de su vida privada. Para esas cosas son muy especiales, sobre todo mi padre. Son buena gente, no digo que no, pero a quisquillosos no hay quien les gane. Además, no crean que voy a contarles mi autografía con pelos y se?ales. Sólo voy a hablarles de una cosa de locos que me pasó durante las Navidades pasadas, antes de que me quedara tan débil que tuvieran que mandarme aquí a reponerme un poco. A D.B. tampoco le he contado más, y eso que es mi hermano. Vive en Hollywood. Como no está muy lejos de este antro, suele venir a verme casi todos los fines de semana. El será quien me lleve a casa cuando salga de aquí, quizá el mes próximo.
26 febrero 2006
25 febrero 2006
En busca de un sentido
Mi novela hace aguas. Aún está en pa?ales y ya flaquea: "falla la estructura". Está dividida en tres partes y al finalizar la primera, pierde el hilo conductor. Pss, qué fatalidad. La miro por todos los costados y no encuentro por dónde cogerla. No se deja. Es un mundo que he alimentado durante tanto tiempo, para mi está tan claro, que no quiero abandonar ninguna rama para darle claridad.
Un antiguo profesor de teatro, en mi adolescencia, decía que con la primera obra de teatro de un autor se podían construir dos o tres obras de teatro completas. Creo que a mi pobre novela le pasa lo mismo. ?Tendré que dejarla reposar otros cuatro o cinco a?os más, para que funcione?
El tiempo la corroe, en cualquier momento perecerá de muerte natural, tan amarillenta como las hojas de papel en que he escrito esas pocas páginas que leo y releo hasta caer rendida, sin dar con la solución.
Un antiguo profesor de teatro, en mi adolescencia, decía que con la primera obra de teatro de un autor se podían construir dos o tres obras de teatro completas. Creo que a mi pobre novela le pasa lo mismo. ?Tendré que dejarla reposar otros cuatro o cinco a?os más, para que funcione?
El tiempo la corroe, en cualquier momento perecerá de muerte natural, tan amarillenta como las hojas de papel en que he escrito esas pocas páginas que leo y releo hasta caer rendida, sin dar con la solución.
21 febrero 2006
Faulkner y Raymond Carver
"Tengo verdadero afecto y respeto por los textos recogidos en este volumen, no ya por su valor biográfico o académico sino porque reflejan con total honestidad la pasión del espíritu que los integra", explica Tess Gallager, segunda esposa de Raymond Carver en el "Prólogo" del volumen, sintetizando el valor de esta póstuma recopilación de sus obras.
Publica El Cultural en su edición del 16/2/2006.Por José Antonio Gurpegui.
El material recogido es de lo más heterogéneo, desde los relatos más primerizos hasta poemas y rese?as literarias pasando por el fragmento de una novela o distintas "Introducciones". Indudablemente la calidad literaria de este material apenas si soporta una lejana comparación con su obra más depurada, aquélla de "Catedral" en los relatos o "This Water" (creo que todavía inédito en castellano) en sus poemas, pero la información que nos ofrece sobre Carver es impresionante. De sobra es conocida la admiración que Carver sentía por Hemingway; y es aquí donde encontramos el referente necesario. Segúşn William Stull, auténtico editor de la obra, uno de los profesores dio este consejo al joven Carver: "Lee todo lo que caiga en tus manos de Faulkner y luego lee todo lo que puedas de Hemingway para limpiarte la mente" (pág. 17). Y en verdad que siguió el consejo, pues el primero de los relatos, "Tiempos revueltos" resulta ser una emulación tan clara de Faulkner como será de Hemingway el poco más tardío "Los aficionados". Los poemas apenas si aportan algo a lo ya conocido y desde luego que cualquier comparación con sus relatos resulta, cuando menos, grotesca. Más interesantes son las "Introducciones" y los dos "Ensayos"; pero sobre todo destacan las rese?as, o "Crítica literaria". En algunos casos, le valieron alguna que otra enemistad. Barthelme no supo encajar la negativa opinión que tenía Carver sobre "Great Days". Se esté o no de acuerdo con las apreciaciones literarias de Carver, lo cierto es que en todas ellas demuestra una capacidad analítica, un modelo crítico literario fuera de lo común. Me ha interesado especialmente "La fama no es buena, no la quiero para mí" sobre las "Cartas selectasâ"de Sherwood Anderson en las que también él es capaz de "traspasar una líĂnea oscura que nadie está dispuesto a cruzar" (pág. 201).
Ficha:Sin heroísmos, por favor. Raymond Carver.Trad. Jaime Priede.Bartleby Eds. Madrid, 2005. 245 páginas, 15 euros
Ficha:Sin heroísmos, por favor. Raymond Carver.Trad. Jaime Priede.Bartleby Eds. Madrid, 2005. 245 páginas, 15 euros
TAO TE KING
Cuando todos los hombres reconocen lo bello como tal,
surge el reconocimiento de lo feo.
Cuando todos los hombres reconocen lo bueno como tal,
surge el reconocimiento de lo malo.
AsĂ, el ser y el no-ser se engendran mutuamente;
lo dificil y lo fácil se completan mutuamente;
lo largo y lo corto contrastan entre si;
lo alto y lo bajo son la medida el uno del otro;
el tono y la voz se armonizan mutuamente;
delante y detrás se acompañan mutuamente.
Por eso, el sabio conduce sus asuntos sin actuar,
predica la enseñanza sin hablar.
Todas las cosas se manifiestan, Ă©l no las rechaza.
Les da vida pero no se apodera de ellas.
ActĂşa, pero no se apropia.
Realiza su tarea, pero no se atribuye ningún mérito.
Y precisamente, porque no se atribuye ningún mérito,
el mérito no se le puede arrebatar.
surge el reconocimiento de lo feo.
Cuando todos los hombres reconocen lo bueno como tal,
surge el reconocimiento de lo malo.
AsĂ, el ser y el no-ser se engendran mutuamente;
lo dificil y lo fácil se completan mutuamente;
lo largo y lo corto contrastan entre si;
lo alto y lo bajo son la medida el uno del otro;
el tono y la voz se armonizan mutuamente;
delante y detrás se acompañan mutuamente.
Por eso, el sabio conduce sus asuntos sin actuar,
predica la enseñanza sin hablar.
Todas las cosas se manifiestan, Ă©l no las rechaza.
Les da vida pero no se apodera de ellas.
ActĂşa, pero no se apropia.
Realiza su tarea, pero no se atribuye ningún mérito.
Y precisamente, porque no se atribuye ningún mérito,
el mérito no se le puede arrebatar.
15 febrero 2006
De novelas
No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacĂa mucho que habĂa regresado de su viaje de bodas, entrĂł en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abriĂł la blusa, se quitĂł el sostĂ©n y se buscĂł el corazĂłn con la punta de la pistola de su propio padre, que estaba en el comedor con parte de la familia y tres invitados. Cuando se oyĂł la detonaciĂłn, unos cinco minutos despuĂ©s de que la niña hubiera abandonado la mesa, el padre no se levantĂł en seguida, sino que se quedĂł durante algunos segundos paralizado con la boca llena, sin atreverse a masticar ni a tragar ni menos aĂşn a devolver el bocado al plato; y cuando por fin se alzĂł y corriĂł hacia el cuarto de baño, los que le siguieron vieron cĂłmo mientras descubrĂa el cuerpo ensangrentado de su hija y se echaba las manos a la cabeza iba pasando el bocado de carne de un lado a otro de la boca, sin saber todavĂa quĂ© hacer con Ă©l.
13 febrero 2006
respira
Yo también tengo un libro para recomendar. "Respira" de Anne-Sophie Brasme publicado en Siruela. Es bastante breve pero "muy fuerte" y muy bien escrito por una chica de 16 años. Acojona bastante. (Es un decir)
11 febrero 2006
El arca de las palabras
Os recomiendo el libro "El arca de las palabras". Al menos el artĂculo publicado en Babelia hoy sábado, de AndrĂ©s Trapiello. Tiene algunas frases muy sabrosas, como por ejemplo:
SĂ, no sĂ© por quĂ© los llamamos sinsabores, cuando son tan amargos.
El cuerpo es como el estilo: más sano cuanto menos se nota.
SĂ, no sĂ© por quĂ© los llamamos sinsabores, cuando son tan amargos.
El cuerpo es como el estilo: más sano cuanto menos se nota.
10 febrero 2006
05 febrero 2006
IncitaciĂłn a la lectura
AquĂ va un enlace a una página de El ClarĂn, periĂłdico argentino, que ofrece el primer capĂtulo de los libros que se ponen a la venta en Argentina.
http://www.clarin.com/suplementos/libros/2005/08/10/index.html
http://www.clarin.com/suplementos/libros/2005/08/10/index.html
04 febrero 2006
De novelas...
12. El Nellie, un bergantín de considerable tonelaje, se inclinó hacia el ancla sin que una sola vibración agitara sus velas y permaneciół inmółvil. El flujo de la marea se había detenido, casi no soplaba viento y, como había que continuar río arriba, lo único posible era detenerse y esperar el cambio de marea.
El estuario del Támesis se extendía ante nosotros como el comienzo de una interminable senda de agua. Allá lejos el cielo y el mar se unían en una línea indefinida, y en el espacio luminoso las velas curtidas de los navíos que subían con la marea parecían racimos encendidos de lonas agudamente triangulares, en los que brillaban las botavaras barnizadas. La niebla que trepaba por las orillas del río se deslizaba hacia el mar y allí desaparecía suavemente. La oscuridad pendía sobre Gravesend, y más lejos aún, parecía condensarse en un lúgubre manto que envolvía la ciudad más grande y poderosa del universo.
03 febrero 2006
Más humo en Ramales
Seguimos con nuestro Hombre Lento. Hablamos de metaficción: verbo en presente y narrador en tercera. Se escucha, a veces, la voz del autor. Todo recuerda a Samuel Beckett.
Georg, el marido de Sara, fue novio de una nieta del irlandés. Pirandello y Felipe Alfau también nos visitan. Llega Cierralanoche y quiere que nos movamos al área de fumadores. Silencio y argumentos. Hablamos de los correos con virus que nos envía Cierralanoche. Alguien le ha boicoteado el yahoo. Mal rollo para una escritora. Cierralanoche quiere fumar, se siente perseguida por la nueva legislación. Le decimos que salga y el camarero, señorita, puede en la barra, mientras él limpia la mesa, de verdad, sin problemas. Y Cierrralanoche dice que se va, y se marcha. La niebla cubre nuestra mesa y seguimos con Hombre Lento, pero entristecidas por el atropello de nuestra amiga, mujer rápida. Pues vaya. En la página 82, aparece Elizabeth Costello. Palimpsestos, alumna de El Mono Rojo: una escritora sin inspiración también está coja. Escritura, realidad, ficción Bebo tila y como panchitos. Y Chisi, mientras le traduce unas cartas a San Pedro, que ella nunca había visto tal excentricidad. Llegan Pura, Bea y Carmen. Todas y Joaquín alrededor de un libro.
Nos veremos en Marzo:
Día 7: Mientras agonizo, de William Faulkner.
Día 28: Pura, preparará la novela Reflejos en un ojo dorado, de Carson McCullers.
Hoy, he visto a mi abuela, continua en el hospital, camina con el andador. Mujer con coraje. Joaquín, te prometo que ella también resiste.
El humo de Ramales
Treinta y uno, de enero, nos reunimos para comentar Hombre Lento, de J.M. Coetzee. Encuentro a Adela, JoaquĂn y Silvia en la mesa del rincĂłn. Les veo risueños como niños en el recreo, divertidos porque he pasado de largo, con la mirada fija en el lugar donde nos sentamos siempre, pero que hoy han ocupado unos filibusteros. En fin, desando mis pasos y les encuentro antes de llamar por el mĂłvil. Risas, mientras Paul Rayment nos espera. Aparece Norma y expandimos hacia la izquierda. JoaquĂn, asegura que en HL se habla de las dos Ăşnicas posturas que caben en la vida a partir de una edad: sumisiĂłn o resistencia. Norma y yo nos miramos con el cansancio de varias horas de despacho. Nos sentimos sumisas. Adela, nos habla de El Quijote y como el enamorado/a hace siempre el ridĂculo. Me gusta la idea de Marijana convertida en Dulcinea del Toboso (El Quijote; segunda parte; CapĂtulo VIII.Memorable). Recuerdo en silencio la adolescencia, mis ridĂculos, pero me salva Quevedo:
Amor constante más allá de la muerte
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco dĂa,
Y podrá desatar esta alma mĂa
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera,
Dejará la memoria, en donde ardĂa:
Nadar sabe mi llama la agua frĂa,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un dios prisiĂłn ha sido,
Venas que humor a tanto fuego han dado,
Medulas, que han gloriosamente ardido:
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
01 febrero 2006
Dos días de setiembre
de José Manuel Caballero Bonald
Primer día
Viento de levante
1
Cuando llegaron a las bardas ya había empezado a anochecer,. Lucas descubrió una brecha entre los adobes y se asomó a la caliente penumbra del viñedo, una mano contra la áspera costra de liquen de los ladrillos. Se entreveía por el derrumbe la blancuzca cinta de albariza de una vereda que trepaba hasta los lagares, medio ocultos desde allí por unos enmarañados matojos de roble virgen. Arenas si se distinguían ya las cepas, matizadas por la última claridad en una confusa repetición de inquietantes bultos oscuros. Lucas miró para el otro hombre, que se había quedado de espaldas, la vista perdida a lo largo de la trocha. Por la parte del fondo, como apelmazándose con la chirriante melopea de los grillos, se oía una especie de crepitar de hojarasca. El otro hombre era piernilargo y escurrido de carnes, con los boquetes de los ojos escarbados violentamente en la negrura de las cuencas. Tenía las orejas gachas y un protuberante lobanillo en la sien, que se le disparaba como una tumefacta erupción por entre los lacios mechones del pelo.
- ¿Por aquí? -preguntó Lucas.
- Tú sabrás.
Basada en la superposición de distintos planos temáticos en torno a una concreta distorsión social, "Dos días de setiembre" superpone la radioscopia de unos hechos acaecidos durante la epoca enfebrecida de la vendimia en una encumbrada ciudad bajoandaluza. Por medio de un hábil engranaje técnico, donde la brillantez narrativa se alía al dinamismo léxico, el autor se vale de la omnipresencia del vino como punto de referencia moral para componer un apasionante retablo crítico acerca de una sociedad a la vez opulenta y menesterosa.
"Dos días de setiembre", que obtuvo el premio Biblioteca Breve en 1961, es -cronológicamente- la primera novela de José Manuel Caballero Bonald y ha sido considerada como una contribución decisiva a esa encrucijada que marca la superación del realismo social y la apertura de nuevos rumbos narrativos.
Primer día
Viento de levante
1
Cuando llegaron a las bardas ya había empezado a anochecer,. Lucas descubrió una brecha entre los adobes y se asomó a la caliente penumbra del viñedo, una mano contra la áspera costra de liquen de los ladrillos. Se entreveía por el derrumbe la blancuzca cinta de albariza de una vereda que trepaba hasta los lagares, medio ocultos desde allí por unos enmarañados matojos de roble virgen. Arenas si se distinguían ya las cepas, matizadas por la última claridad en una confusa repetición de inquietantes bultos oscuros. Lucas miró para el otro hombre, que se había quedado de espaldas, la vista perdida a lo largo de la trocha. Por la parte del fondo, como apelmazándose con la chirriante melopea de los grillos, se oía una especie de crepitar de hojarasca. El otro hombre era piernilargo y escurrido de carnes, con los boquetes de los ojos escarbados violentamente en la negrura de las cuencas. Tenía las orejas gachas y un protuberante lobanillo en la sien, que se le disparaba como una tumefacta erupción por entre los lacios mechones del pelo.
- ¿Por aquí? -preguntó Lucas.
- Tú sabrás.
Basada en la superposición de distintos planos temáticos en torno a una concreta distorsión social, "Dos días de setiembre" superpone la radioscopia de unos hechos acaecidos durante la epoca enfebrecida de la vendimia en una encumbrada ciudad bajoandaluza. Por medio de un hábil engranaje técnico, donde la brillantez narrativa se alía al dinamismo léxico, el autor se vale de la omnipresencia del vino como punto de referencia moral para componer un apasionante retablo crítico acerca de una sociedad a la vez opulenta y menesterosa.
"Dos días de setiembre", que obtuvo el premio Biblioteca Breve en 1961, es -cronológicamente- la primera novela de José Manuel Caballero Bonald y ha sido considerada como una contribución decisiva a esa encrucijada que marca la superación del realismo social y la apertura de nuevos rumbos narrativos.
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