01 febrero 2006

Dos dí­as de setiembre

de José Manuel Caballero Bonald

Primer dí­a

Viento de levante

1
Cuando llegaron a las bardas ya habí­a empezado a anochecer,. Lucas descubrió una brecha entre los adobes y se asomó a la caliente penumbra del viñedo, una mano contra la áspera costra de liquen de los ladrillos. Se entreveí­a por el derrumbe la blancuzca cinta de albariza de una vereda que trepaba hasta los lagares, medio ocultos desde allí­ por unos enmarañados matojos de roble virgen. Arenas si se distinguí­an ya las cepas, matizadas por la última claridad en una confusa repetición de inquietantes bultos oscuros. Lucas miró para el otro hombre, que se habí­a quedado de espaldas, la vista perdida a lo largo de la trocha. Por la parte del fondo, como apelmazándose con la chirriante melopea de los grillos, se oí­a una especie de crepitar de hojarasca. El otro hombre era piernilargo y escurrido de carnes, con los boquetes de los ojos escarbados violentamente en la negrura de las cuencas. Tení­a las orejas gachas y un protuberante lobanillo en la sien, que se le disparaba como una tumefacta erupción por entre los lacios mechones del pelo.

- ¿Por aquí­? -preguntó Lucas.
- Tú sabrás.


Basada en la superposición de distintos planos temáticos en torno a una concreta distorsión social, "Dos dí­as de setiembre" superpone la radioscopia de unos hechos acaecidos durante la epoca enfebrecida de la vendimia en una encumbrada ciudad bajoandaluza. Por medio de un hábil engranaje técnico, donde la brillantez narrativa se alí­a al dinamismo léxico, el autor se vale de la omnipresencia del vino como punto de referencia moral para componer un apasionante retablo crí­tico acerca de una sociedad a la vez opulenta y menesterosa.

"Dos dí­as de setiembre", que obtuvo el premio Biblioteca Breve en 1961, es -cronológicamente- la primera novela de José Manuel Caballero Bonald y ha sido considerada como una contribución decisiva a esa encrucijada que marca la superación del realismo social y la apertura de nuevos rumbos narrativos.

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