No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacĂa mucho que habĂa regresado de su viaje de bodas, entrĂł en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abriĂł la blusa, se quitĂł el sostĂ©n y se buscĂł el corazĂłn con la punta de la pistola de su propio padre, que estaba en el comedor con parte de la familia y tres invitados. Cuando se oyĂł la detonaciĂłn, unos cinco minutos despuĂ©s de que la niña hubiera abandonado la mesa, el padre no se levantĂł en seguida, sino que se quedĂł durante algunos segundos paralizado con la boca llena, sin atreverse a masticar ni a tragar ni menos aĂşn a devolver el bocado al plato; y cuando por fin se alzĂł y corriĂł hacia el cuarto de baño, los que le siguieron vieron cĂłmo mientras descubrĂa el cuerpo ensangrentado de su hija y se echaba las manos a la cabeza iba pasando el bocado de carne de un lado a otro de la boca, sin saber todavĂa quĂ© hacer con Ă©l.
15 febrero 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario