20 noviembre 2005

¿Dónde está la gorra de Alfonsina Storni?

Ayer, sábado, Antonio Lobo Antunes: "No me gusta escribir en lugares confortables ni con bonitas vistas desde la ventana: es en una silla dura, frente a la pared donde doy el do de pecho" Tampoco me quita el sueño dónde vivo, ni qué como, ni qué ropa me pongo. ¿Qué me importa entonces?...Las caderas vanidosas, hacia un lado y hacia otro, de los barquitos anclados, tan femeninos en sus meneos de cintura y, cómo no, ciertas olas que no acaban nunca y no nos llevan con ellas. La poetisa argentina Alfonsina Storni, cansada de esperarlas decidió entrar en el mar e ir a su encuentro: que otro remedio tuvieron las olas más que quedarse con su gorra, con todo el resto, con los versos que no tuvo tiempo de componer: tal vez los meneos de uno de los barquitos son los suyos:.. "
También ayer, todos reunidos enfrente del televisor: fútbol. AF fue el anfitrión perfecto. Conocimos a Marta, con sus esculturas de margaritas y a Jaime, poeta y deportista. A Camus le hubiera gustado nuestro encuentro sin pretensiones. Tres goles, tortilla de patatas, acuarelas, poesí­a. Treinta años ya. Y a Lobo Antunes: Marta, por su cadencia de barquito anclado.

Hoy, domingo, espero la lluvia. Mi coche está cubierto de hojas amarillas y Lear (Acto III, Escena II): "¡Soplad, vientos, y rajaos las mejillas! ¡Rugid, bramad!, ¡Romped turbiones y diluvios, hasta anegar las torres y hundir las veletas!..." Busco una gorra para protegerme y Alfonsina aparece en el recibidor, le digo que Norma busca a los hermanos Maddox y que Silvia todaví­a no ha aparecido en el blog. De la mano, cogemos la ola, pero sola me resbalo por el paseo.

Mañana en El Mono Rojo : El Formalismo Ruso, El Rey Lear, Recolectores, de Carver, y catacresis. En fin, esperamos a las prudentes detrás de las orejas del sillón.