Menoscabada por una gastroenteritis auto inflingida por la gula, la escritora reposa en la chaise longue de su abuela y lee: El Mago de Viena, de Sergio Pitol. Empieza un nuevo año y la escritora se pregunta quiĂ©n es y quiĂ©n va a ser, pero sin mucho empeño debido a los peristaltismos de diferente Ăndole que sacuden su frágil cuerpo. Pitol, como siempre, la guĂa:
“Uno, me aventuro a decir, es los libros que ha leĂdo, la pintura que ha conocido, la mĂşsica escuchada y olvidada, las calles recorridas. Uno es su niñez, unos cuantos amigos, algunos amores, bastantes fastidios. Uno es una suma mermada por infinitas restas.”
Amigas, escritoras, contertulias; JoaquĂn, chaval, kolega, a todos: Feliz 2006
“Uno, me aventuro a decir, es los libros que ha leĂdo, la pintura que ha conocido, la mĂşsica escuchada y olvidada, las calles recorridas. Uno es su niñez, unos cuantos amigos, algunos amores, bastantes fastidios. Uno es una suma mermada por infinitas restas.”
Amigas, escritoras, contertulias; JoaquĂn, chaval, kolega, a todos: Feliz 2006
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