09 enero 2006

La abuela Mercedes quiere muchísimo a su nietecita Claudia. Primero porque es la más pequeña de todas, (solo tiene cinco años), también porque es la más guapa, ( o al menos a ella así le parece), pero sobre todo porque, además, es su ahijada. Por eso la abuela Mercedes se pone muy contenta cuando llega la fiesta de los Reyes Magos, porque entonces aprovecha para comprar a su nietecita el mejor de los regalos.
-¿Que vas a pedir a los Reyes para que te lo traigan en mi casa este año? - Dejame que lo piense abuela.
Aún faltan dos meses hasta el seis de Enero y ya está pensando en el regalo.
Tiene que llegar Diciembre para que la abuela, impaciente, vuelva a repetir la pregunta.
Por fin, la niña deja volar todas sus fantasías: - Quiero el castillo de los Principes. La abuela, desconcertada, se informa en privado con su hija: -¿De que castillo habla Claudita? La madre le informa: - Nada, no te preocupes, es una maqueta que hay en muchos escaparates. Un castillo con muchas torres y almenas y unas cuantas figuritas, entre ellas las de los dos príncipes. No es dificil de encontrar, también lo venden en El Corte Inglés.
Es el día de Nochebuena por la mañana cuando Mercedes se acerca al Corte Inglés a comprar el castillo. Tiene suerte. Solo quedan dos. Pero el artilugio es tan grande que la abuela no puede llevarlo a casa. No importa. El Corte Ingles tiene soluciones para todo y se ocupará de llevarlo.
El treinta de Diciembre, el castillo con su principes y toda la corte (no demasiada: cinco figuras más), ya está en casa de Mercedes. La abuela desempaqueta con mimo el voluminoso regalo, coloca en un sitio bien visible todo el tinglado y organiza adecuadamente a sus moradores. La noche de fin de año la abuela se queda sola en casa tomando las uvas, embelesada con la contemplación del castillo que de vez en cuando se ocupa de reorganizar lo más adecuadamente. Los días pasan muy despacio y la abuela se impacienta tanto que apenas puede dormir. En la víspera del día señalado no duerme nada.
El día de Reyes amanece algo lluvioso. Aún no son las nueve de la mañana cuando la abuela llama a Claudita para ver si está contenta con lo que los Reyes le han dejado. La niña aún está en la cama y la mamá se enfada por haberlos despertado. Pero quedan en pasar a las doce por su casa.
La abuela aprovecha para bajar a la calle y comprar el roscón más caro. A las diez ymedia comienza a preparar el chocolate. A las once es la hora de ir a misa, pero ella está muy nerviosa y prefiere dejar la misa para la tarde.
Cuando en su reloj son las doce y cuarto todavía no ha llegado nadie. Recoloca las figuras del castillo por última vez. Las limpia el polvo acumulado de casi una semana. El chocolate comienza a hervir. Es ya la una y cuarto cuando, desde el portal, suena el telefono automático. Oye la voz de Claudita y la de la madre y las de las dos hermanas mayores que la acompañan. Claudita entra corriendo en la casa para abrazarse con la abuela. Mientras la abuela besa a su hija y a sus otras dos nietas, Claudita ya quedó como en éxtasis ante la visión del castillo. No tiene palabras y a duras penas mantiene la respiración entrecortada. Abandona la muñeca nueva que traía de la casa de su madre.
Durante un buen rato se evade del todo mientras su madre y sus hermanas se disponen a tomar el roscón con chocolate. Al cabo, Claudita parece regresar de su estado y pregunta: - ¿Abuela, los príncipes están casados?
La abuela, al principio sorprendida, decide continuar el juego: - No, cariño, pero si tu quieres les casamos. - Vale, responde la niña. La abuela traza el signo de la cruz en el aire: - Yo os declaro marido y mujer. ¿Ves que facil? Ya están casados.
La niñita, satisfecha, vuelve a jugar con sus príncipes. - Ya podeis besaros, les dice al tiempo que hace juntar las dos figuras por sus labios.- Así, así, besaros muy fuerte. Luego observa la ropa de la princesa y la va desnudando de cintura para arriba, muy lentamente: -Ahora el príncipe te va a chupar las tetitas ¿vale? Y la boca del muñeco roza con insistencia la parte superior del pecho desnudo de la muñeca. Luego la niñita retira los pantalones (o las calzas) del príncipe y tras desnudarlo por debajo de la cintura, dice: -Ahora la princesita te va a chupar la minina ¿quieres? Y un nuevo tipo de rozamiento vuelve a producirse entre las dos figuras. Más que como dos recién casados los principes se excitan mutuamente como dos expertos.
Al poco rato Claudita debió pensar que había llegado el mometo. Desnudó por completo a los dos protagonistas y los metió en la camita. Los refrotó de nuevo uno contra el otro de las más diversas maneras y posturas mientras decía: - Venga, espabilaros, ya es hora de tener hijos.

(Certifico que esta historia es absolutamente cierta. Y que ocurriĂł hace apenas tres dĂ­as)

3 comentarios:

Norma dijo...

¡Genial! La realidad sigue superando a la ficción.

Efervescente dijo...

Si os apetece podemos jugar con la historia. ¿Os atreveis a imaginar porqué Claudita sabía esas cosas "tan feas"? Podeis poner en este espacio vuestra versión.

Efímera dijo...

Querido Joaquín: perdona, pero tu historia está un poco manida.
En realidad, lo que pasĂł, Once Upon a Time, es que el principe de tĂş Claudita se enamorĂł del soldadote moreno que vigilaba la entrada de poniente del castillo...

Y,en fin, haber cĂłmo le explicamos eso a la abuelita.