La abuela Mercedes quiere muchĂsimo a su nietecita Claudia. Primero porque es la más pequeña de todas, (solo tiene cinco años), tambiĂ©n porque es la más guapa, ( o al menos a ella asĂ le parece), pero sobre todo porque, además, es su ahijada. Por eso la abuela Mercedes se pone muy contenta cuando llega la fiesta de los Reyes Magos, porque entonces aprovecha para comprar a su nietecita el mejor de los regalos.
-¿Que vas a pedir a los Reyes para que te lo traigan en mi casa este año? - Dejame que lo piense abuela.
Aún faltan dos meses hasta el seis de Enero y ya está pensando en el regalo.
Tiene que llegar Diciembre para que la abuela, impaciente, vuelva a repetir la pregunta.
Por fin, la niña deja volar todas sus fantasĂas: - Quiero el castillo de los Principes. La abuela, desconcertada, se informa en privado con su hija: -ÂżDe que castillo habla Claudita? La madre le informa: - Nada, no te preocupes, es una maqueta que hay en muchos escaparates. Un castillo con muchas torres y almenas y unas cuantas figuritas, entre ellas las de los dos prĂncipes. No es dificil de encontrar, tambiĂ©n lo venden en El Corte InglĂ©s.
Es el dĂa de Nochebuena por la mañana cuando Mercedes se acerca al Corte InglĂ©s a comprar el castillo. Tiene suerte. Solo quedan dos. Pero el artilugio es tan grande que la abuela no puede llevarlo a casa. No importa. El Corte Ingles tiene soluciones para todo y se ocupará de llevarlo.
El treinta de Diciembre, el castillo con su principes y toda la corte (no demasiada: cinco figuras más), ya está en casa de Mercedes. La abuela desempaqueta con mimo el voluminoso regalo, coloca en un sitio bien visible todo el tinglado y organiza adecuadamente a sus moradores. La noche de fin de año la abuela se queda sola en casa tomando las uvas, embelesada con la contemplaciĂłn del castillo que de vez en cuando se ocupa de reorganizar lo más adecuadamente. Los dĂas pasan muy despacio y la abuela se impacienta tanto que apenas puede dormir. En la vĂspera del dĂa señalado no duerme nada.
El dĂa de Reyes amanece algo lluvioso. AĂşn no son las nueve de la mañana cuando la abuela llama a Claudita para ver si está contenta con lo que los Reyes le han dejado. La niña aĂşn está en la cama y la mamá se enfada por haberlos despertado. Pero quedan en pasar a las doce por su casa.
La abuela aprovecha para bajar a la calle y comprar el roscón más caro. A las diez ymedia comienza a preparar el chocolate. A las once es la hora de ir a misa, pero ella está muy nerviosa y prefiere dejar la misa para la tarde.
Cuando en su reloj son las doce y cuarto todavĂa no ha llegado nadie. Recoloca las figuras del castillo por Ăşltima vez. Las limpia el polvo acumulado de casi una semana. El chocolate comienza a hervir. Es ya la una y cuarto cuando, desde el portal, suena el telefono automático. Oye la voz de Claudita y la de la madre y las de las dos hermanas mayores que la acompañan. Claudita entra corriendo en la casa para abrazarse con la abuela. Mientras la abuela besa a su hija y a sus otras dos nietas, Claudita ya quedĂł como en Ă©xtasis ante la visiĂłn del castillo. No tiene palabras y a duras penas mantiene la respiraciĂłn entrecortada. Abandona la muñeca nueva que traĂa de la casa de su madre.
Durante un buen rato se evade del todo mientras su madre y sus hermanas se disponen a tomar el roscĂłn con chocolate. Al cabo, Claudita parece regresar de su estado y pregunta: - ÂżAbuela, los prĂncipes están casados?
La abuela, al principio sorprendida, decide continuar el juego: - No, cariño, pero si tu quieres les casamos. - Vale, responde la niña. La abuela traza el signo de la cruz en el aire: - Yo os declaro marido y mujer. ¿Ves que facil? Ya están casados.
La niñita, satisfecha, vuelve a jugar con sus prĂncipes. - Ya podeis besaros, les dice al tiempo que hace juntar las dos figuras por sus labios.- AsĂ, asĂ, besaros muy fuerte. Luego observa la ropa de la princesa y la va desnudando de cintura para arriba, muy lentamente: -Ahora el prĂncipe te va a chupar las tetitas Âżvale? Y la boca del muñeco roza con insistencia la parte superior del pecho desnudo de la muñeca. Luego la niñita retira los pantalones (o las calzas) del prĂncipe y tras desnudarlo por debajo de la cintura, dice: -Ahora la princesita te va a chupar la minina Âżquieres? Y un nuevo tipo de rozamiento vuelve a producirse entre las dos figuras. Más que como dos reciĂ©n casados los principes se excitan mutuamente como dos expertos.
Al poco rato Claudita debiĂł pensar que habĂa llegado el mometo. DesnudĂł por completo a los dos protagonistas y los metiĂł en la camita. Los refrotĂł de nuevo uno contra el otro de las más diversas maneras y posturas mientras decĂa: - Venga, espabilaros, ya es hora de tener hijos.
(Certifico que esta historia es absolutamente cierta. Y que ocurriĂł hace apenas tres dĂas)
09 enero 2006
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3 comentarios:
¡Genial! La realidad sigue superando a la ficción.
Si os apetece podemos jugar con la historia. ÂżOs atreveis a imaginar porquĂ© Claudita sabĂa esas cosas "tan feas"? Podeis poner en este espacio vuestra versiĂłn.
Querido JoaquĂn: perdona, pero tu historia está un poco manida.
En realidad, lo que pasĂł, Once Upon a Time, es que el principe de tĂş Claudita se enamorĂł del soldadote moreno que vigilaba la entrada de poniente del castillo...
Y,en fin, haber cĂłmo le explicamos eso a la abuelita.
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