10 diciembre 2005

La Gloria Solitaria

Sólo unos pocos se quedan en la ciudad mientras los vehí­culos desgarran sus voces atrapados en la tela de araña. Miles Davis seduce a las cortinas del invernadero y la escritora levanta su mirada del periódico, sonrí­e por el contoneo de las damas blancas y recuerda el baile con el cadete negro en la base militar de Anápolis. Después continúa con La gloria solitaria, el artí­culo de Vila Matas:
"Tal vez ser un autor sea hacerse el muerto, situarse en el lugar del difunto, y no perder de vista ciertas perspectivas que abrieron pensadores como Foucault, para quien lo que la escritura pone en cuestión no es tanto la expresión de un sujeto que escribe cuanto la apertura de un espacio en el que el sujeto que escribe no cesa de desaparecer: -- La huella del autor está solo en la singularidad de su ausencia; al escritor le es asignado el papel del muerto en el juego de la escritura".
El cadete se llama... que importa, es el hombre más limpio que ella haya visto nunca: el uniforme blanco como el kéfir, la botonadura, los zapatos y las orejas relucen como el sudor de Davis comiéndose las notas.
" -Me llamo Eric Satie como todo el mundo-", decí­a Satie. Con esta frase tal vez quería decir que no se trata exactamente de que el autor esté muerto, sino que en cuando autor ocupa el lugar del muerto, marca sus propias huellas en un lugar vací­o".
Todos miran a la mujer bailar con Holdman, murmuran la excentricidad de la extranjera y admiran que se sostenga sobre esos tacones tan altos. La mano del negro destaca sobre la blusa de seda, ser número uno no le da derecho, dice el Coronel Martí­nez, y añade que el whisky de la cantina está como siempre aguado, después hace un gesto al camarero.
La escritora lee: "Sabemos que también a Thelonious Monk le gustaba de niño esconderse y simularse cadáver". Miles hace el amor con su trompeta y una ráfaga de viento sacude las cortinas. "El escritor no tiene nada que esperar de los demás. Créame, ¡sólo escribe para él!". Cuando pase el puente se comprará el libro de Don DeLillo: Contrapunto.

No hay comentarios: