12 septiembre 2006

Las tetas de Tiresias

?Hola! ?Hola! He retomado mi relación con el ordenador, suspendida por el intenso y agradable verano. Espero que el vuestro también haya sido muy bueno.
Joaquí­n, me parece bien la idea de reunirnos el próximo martes. ?Ahora ya entiendo el humo que entraba por mi ventana!
Tení­a un escrito que habí­a hecho después de nuestra última tertulia y que finalmente no colgué por pereza, y auqnue resulte algo desfasado, os lo enví­o.

La hora palpita en los relojes pero nuestras calles no están solas. Llegamos a nuestro término, después de recorrer los mismos sitios que hací­a tres semanas, cumpliendo una vez más con el eterno retorno, cosa que nos remite a ese otro gran escritor mexicano que hemos leí­do no hace mucho, Juan Rulfo. Todo se repite, el tiempo es cĂíclico, como la estructura del relato y como los elementos que refuerzan esa circularidad: glorietas, esferas, rondas.
Para gran regocijo de los gorriones, las ca?as vienen acompa?adas de las deseadas patatas fritas. Estamos en un placentero rincón de Madrid que, afortunadamente, es una negación de esa otra ciudad formada por la voracidad de los políticos, escenario polvoriento de graşas que semejan mástiles de barcos inútiles habitados por marineros de cascos blancos y chalecos reflectantes.
La terracita está muy concurrida y destaca entre los murmullos nuestra caótica pero intensa tertulia. La lucha por la palabra es brutal. La urgencia por explicar y cerrar el relato apremia.
Pero el relato no se deja. Hay un tono oní­rico y surrealista acentuado por figuras retóricas como la personificación, distorsión del tiempo y el espacio, constante presencia de relojes y ojos, juegos de luces y sombras.
Como relato surrealista aquí no intervienen los mecanismos de control de la razón, la concepción de la realidad es diferente. Para Breton "la más fuerte imagen surrealista es aquella que muestre un grado de arbitrariedad más elevado".
Los efluvios de la cena posterior, colorida y exuberante, nos sumergen en ese mundo donde la delgada lí­nea que separa lo real de lo fantástico se quiebra y se vuelve a unir.

Y aquí­ va una reflexión de Baudrillard que me gusta mucho:
"A fuerza de proezas técnicas hemos alcanzado tal grado de realidad y objetividad, que podemos hablar de un exceso de realidad que nos deja mucho más ansiosos y desconcertados que el defecto de realidad que, por lo menos, podemos compensar con la utopía y lo imaginario, mientras que para el exceso de realidad no existe compensación ni alternativa".

Abrazos.

10 comentarios:

Efervescente dijo...

Muy bonito. Me gustĂł mucho el comentario a la reuniĂłn. Lo mejor "nuestra caĂłtica pero intensa tertulia" y "la lucha por la palabra es brutal". ÂżDeberĂ­amos moderarnos en ese sentido? Âżnombrar un moderador eficaz (yo no)? Âżautomoderarnos? Creo que si.

Cangreja dijo...

Estoy de acuerdo. Las Ăşltimas reuniones han sido bastante incĂłmodas en ese sentido.
Particularmente prefiero el sistema que teníamos con anterioridad en el que uno presentaba el libro y luego los demás hablaban por orden. Supongo que somos capaces de automoderarnos como bien dices.

Efímera dijo...

El sistema de Parlamento inglés me encanta y creo que es muy enriquecedor, pero es verdad que a veces es brutal. Pido disculpas si le he causado incomodidad a Cangreja y acepto cualquier estructura que haga la tertulia menos civilizada.

Norma dijo...

Ayer escribĂ­ una respuesta pero se perdiĂł entre los bits antes de que pudiera publicarla...

¿Existirá un término medio? Quizás podamos mantener algo de espontaneidad, sin olvidar que la intención es respetar los turnos de palabra. El sistema actual es enriquecedor, pero un poco estresante.

Cangreja dijo...

Sara, no se trata de buscar culpas ni personalizar. Creo que entre todos podemos intentar un desarrollo más tranquilo de la tertulia, algo así como lo que propone Norma. Besos.

Efímera dijo...

Ay Cangreja!, qué sería de la civilización judío-cristiana sin la culpa y de las tertulias sin vehemencia y de la humanidad sin nombre y apellido. No me hagas caso, amiga, porque la llegada del otoño me trastorna, espero que Efervescente me de el nombre de sus vitaminas. Norma – mediates Aristotélica-, como siempre, acierta. Besos y hasta el martes.

Cangreja dijo...

¡Si la civilización judeocristiana estuviera exenta de culpa, desde luego que seríamos mucho más felices!

Efervescente dijo...

Esto se pone interesante.

Efímera dijo...

No te engañes Cangreja, existe mucha gente que la culpa le pone, ¿o no?

Cangreja dijo...

Es que justamente Ă©se es el problema. Se genera una conducta patolĂłgica.