14 septiembre 2006

De Tiresias y Apollinaire

Al hilo de lo aportado por Cangreja a La Cena:
Tiresias es un adivino griego que aparece en todos los episodios mitológicos relacionados con la ciudad deTebas. Fue él quien aconsejó que se entregara el trono de la ciudad al vencedor de la Esfinge; más tarde sus revelaciones conducirán a Edipo a descubrir el misterio que rodeaba su nacimiento y sus crí­menes involuntarios.
Tiresias era ciego desde joven. Según algunas versiones, su ceguera habí­a sido causada por la diosa Atenea, que le castigó así­ por haberla sorprendido mientras se ba?aba, aunque como compensación le concedió el don de ver el futuro. En la Odisea (Canto XI), Ulises irá a consultarle al Hades para averiguar las circunstancias en que se desarrollará su regreso a Itaca. Según otras versiones, Tiresias habrí­a sorprendido a dos serpientes mientras se apareaban y habí­a matado a la hembra, quedando convertido en mujer. Siete a?os más tarde, en circunstancias similares, mató al macho y recobró su sexo primitivo. Esta experiencia única hizo que Zeus y Hera recurrieran a él como árbitro en una discusión sobre quién, el hombre o la mujer, experimentaba más placer en el amor. Cuando Tiresias afirmó que la mujer experimenta nueve veces más placer que el hombre, Hera, indignada le castigó dejándole ciego, pero Zeus le otorgó el don de la profecí­a y una larga vida equivalente a la de siete generaciones humanas. Volveremos a encontrarle, en efecto, en el ciclo tebano, desde la época de Cadmo hasta la expedición de los Epí­gonos.
El significado esencial de la figura de Tiresias reside en su papel de mediador. Es ante todo, por sus dotes proféticas, un intermediario entre los dioses y los hombres, pero lo es también, por su condición andrógina, entre los hombres y las mujeres y, por la duración excepcional de su vida, entre los vivos y los muertos.
El personaje reaparece en la literatura europea en su doble carácter de profeta y de andrógino desde el Edipo rey de Sófocles (425 a.C.). En el drama surrealista de Apollinaire Las tetas de Tiresias (1917), Teresa, una joven feminista casada que se niega a tener hijos, se convierte en un "se?or mujer" después de liberarse de sus pechos y adoptar el nombre de Tiresias; su marido, en cambio, se ocupará de traer miles de hijos al mundo para repoblar la ciudad de Zanzí­bar. Teresa reaparece al final de la obra bajo los rasgos de una cartomántica, paródico vestigio del papel profético de Tiresias. La figura del adivino tebano desempe?a un papel importante en la obra del poeta inglés T.S.Elliot Terreno vago (1944), donde, a través de su función de adivino, puede aparecer como una figura simbólica del creador.

4 comentarios:

Norma dijo...

¡Gracias! muy interesante.

Efímera dijo...

Las que tu tienes.Besos.

Efervescente dijo...

AquĂ­ veo yo mucho peloteo. Por cierto, aquello si que eran historias y no lo de ahora de Zaplana.

Efímera dijo...

La pena es que los dioses ya no son lo que eran. Antes, seguro que Zeus hubiera convertido a Zapla en el mudo de Benidorm.