13 noviembre 2006

De novelas...

Arranque.
22. El martes me desperté a esa hora inanimada y nula en que la noche ya está por terminar y sin embargo todavía no ha nacido el alba. Descansaba en una luz turbia y mi cuerpo sentía un temor mortal que me oprimía el alma, y el alma a su vez oprimía el cuerpo..., y hasta la menor de mis partículas se contorsionaba en el presentimiento atroz de que no ocurriría nada, nada cambiaría, nunca pasaría nada, y aun cualquier cosa que se emprendiese no sucedería nada y nada. Los sue?os, que me habían despertado luego de molestarme durante la noche, explicaban las razones de ese espanto.

2 comentarios:

Efímera dijo...

Ferdydurke, de Witold Gombrowicz. Imagino que es una broma.

Efervescente dijo...

Pero es un comienzo magnifico que, de alguna forma, marca el ritmo y prefigura lo que va a contar.