07 julio 2006

Ocnos, de Luis Cernuda

(Cosa tan natural era para Ocnos trenzar sus juncos como para el asno comérselos. Podí­a dejar de trenzarlos, pero entonces ?a qué se dedicarí­a? Prefiere por eso trenzar los juncos, para ocuparse en algo; y por eso se come el asno los juncos trenzados, aunque si no lo estuviesen habrí­a de coméroslos igualmente. Es posible que así­ sepan mejor, o sean más sustanciosos. Y pudiera decirse, hasta cierto punto, que de ese modo Ocnos halla en su asno una manera de pasatiempo).
Durante el estí­o publicaré epí­grafes de Ocnos. Mi abuela siempre llevaba el librito de Cernuda, una edición que le regaló su hermano.

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