21 junio 2006

Se desvaneció el misterio

Ya he descubierto lo que le pasó al pobre Alfonso: Do?a Magdalena y su hija Amalia contrataron el catering con El Rincón del Alamillo. Chablis, quesadillas, mole, nachos, tequila y gusanos. Recuerd0 que la calle Arenal se llenó de relojes oscuros, glorietas deformadas, sombras de serpientes, flores que mordí­an, tallos invisibles que atrapaban las piernas de Norma, torres que vigilaban como polifemos nocturnos los pasos de Joaquí­n y Silvia. No les dije que nos perseguí­an dos siluetas desdibujadas, cuyos susurros agónicos cantaban ?nos haréis tanto bien! , se hubieran asustado.

1 comentario:

Norma dijo...

Era una noche tranquila, las calles desiertas mostraban sus rincones más auténticos. Pensamos que sería gracias al fútbol, que mantiene hipnotizado al público en las mejores horas del día. ¡Gracias por no asustarme!