Voy a contar ahora otra aventura, aún más extra?a...
Sudor. Fuks avanza. Yo tras él. Pantalones. Zapatos. Polvo. Nos arrastramos. Arrastramos. Tierra, huellas de ruedas en el camino, un terrón, reflejos de piedecillas brillantes. Resplandor. Calor infernal, hirviente. Un sol cegador. Casa, cercas de madera, campos, bosques. Este camino, esta marcha, de dółnde, cómo, para qué hablar más. La verdad era que estaba harto de mis padres y de toda la familia; quería superar al menos un examen y disfrutar del cambio; alejarme, pasar algún tiempo en otro sitio. Me fui a Zakopane y cuando andaba por el camino de Krupowki, buscando una pensión barata me encontré con Fuks, rubio deste?ido, ojos saltones y mirada abúlica. Se alegró y me alegré. ?Cómo estás?, ?qué haces?, ando buscando una habitación; yo también, tengo la dirección de una casa, más barata porque se halla un poco lejos del centro, casi en las afueras. Caminamos, pantalones, tacones enterrados en la arena, camino, calor, miro hacia abajo, tierra, arena, chispean los guijarros, uno, dos, uno, dos, pantalones, zapatos, sudor, somnolensia en los ojos insomnes durante el viaje por tren. Y nada sucede sino esa marcha que nos reduce al nivel del suelo. Fuks se detuvo.
2 comentarios:
Adla, anoche, no podĂa dormir intentando recordar y por fin, de nuevo gracias a Pitol,se hizo la luz: Kosmos, de Witold Gombrowicz. De este autor, sugiero que leamos, algĂşn dĂa, en la tertulia: Ferdydurke:" El martes me despertĂ© a esa hora inanimada y nula en que la noche ya está por terminar...".
Joyce, Beckett y Gombrowicz...Pitol es polonista.
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