18 diciembre 2006

NAVIDADES

Mientras las familias se juntan, la literatura parece dispersarse en Navidades. Las letras escapan del calor de los diccionarios y vagabundean por lugares inhóspitos y frios. Me pica la garganta y en ocasiones la voz se me detiene. Me ocurre con frecuencia, sobre todo cuando no escribo. Me dedico a leer cuentos rusos. No de Gogol ni de Tolstoi ni de Dostoiewski, ni siquiera de Chejov, (aunque más me valiera). Son historias de "no escritores" rusos que escriben. Recorro bibliotecas. El jueves tengo audición de Haikus. Los leerá una japonesa. El Haiku reclama una caligrafía y una declamación propia. Imagino que pasaré las Navidades en El Escorial pero no lo tengo seguro. No me gustan las calefaciones excesivas y tengo que cojer el punto para no pasar frio. Atrapo las letras que me llegan perdidas y construyo algunas palabras sin sentido. Las detengo en la pantalla del blog. Ma?ana es martes y deberé afeitarme.

1 comentario:

Cangreja dijo...

?Qué bonito lo que has escrito!
Yo leo algunos cuentos de Lessing, triste y entra?able.
Por aquí, en cambio, el calor aprieta. Hay mucho tráfico y gente. El ruido es fuerte. Por segundos, me parecería estar en la India de agosto, si no fuera por el olor a pizza de las esquinas de Buenos Aires. Bueno, tampoco hay vacas ni monos deambulando por las calles.
Con respecto a las ca?erías, espero que tus encuentros sigan siendo frustrados, supongo que me entiendes.
besos a todos.