12. El Nellie, un bergantín de considerable tonelaje, se inclinó hacia el ancla sin que una sola vibración agitara sus velas y permaneciół inmółvil. El flujo de la marea se había detenido, casi no soplaba viento y, como había que continuar río arriba, lo único posible era detenerse y esperar el cambio de marea.
El estuario del Támesis se extendía ante nosotros como el comienzo de una interminable senda de agua. Allá lejos el cielo y el mar se unían en una línea indefinida, y en el espacio luminoso las velas curtidas de los navíos que subían con la marea parecían racimos encendidos de lonas agudamente triangulares, en los que brillaban las botavaras barnizadas. La niebla que trepaba por las orillas del río se deslizaba hacia el mar y allí desaparecía suavemente. La oscuridad pendía sobre Gravesend, y más lejos aún, parecía condensarse en un lúgubre manto que envolvía la ciudad más grande y poderosa del universo.
1 comentario:
Este es muy facilito. EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS de Conrad. Libro maravilloso. Joaquin
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